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El diccionario de las lenguas no escritas

“El abrazo de la serpiente” tiene diálogos en cubeo, uitoto, ticuna y guanano, por lo que fue necesario crear un “diccionario indígena” para que los actores extranjeros Jan Bijvoet y Brionne Davis pudieran aprenderlos.

Lilian Contreras
28 de febrero de 2016 - 01:31 p. m.

Cuando el pasado 14 de enero El abrazo de la serpiente fue nominada al premio Óscar en la categoría de mejor película extranjera o en habla no inglesa, el director Ciro Guerra comentó que “lo más significativo es que está hablada en lenguas indígenas, idiomas que para los colombianos son también una lengua extranjera”.

Y tiene razón. El filme es narrado en ocho idiomas diferentes; los nativos cubeo, uitoto, ticuna y guanano (wanano); así como en español, portugués, alemán e inglés.

Rodada en blanco y negro, narra el encuentro del chamán Karamakate con el etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg y con el biólogo estadounidense Richard Evans Schultes, quienes en años diferentes del siglo XX buscaron la yakruna, una planta ficticia que hace soñar. La historia está basada en los diarios de los exploradores, pero el cineasta la cuenta desde el punto de vista de los pueblos indígenas con el fin de reconocer la identidad multicultural de una sociedad que los ha olvidado y que además ha tenido que sufrir las consecuencias de una industria que ha explotado la quina, el caucho, la coca, el narcotráfico, la madera y la minería.

Por eso Ciro Guerra quiso darles a los indígenas voz, les dio la posibilidad de protagonizar el filme y hablarlo en lenguas nativas, aquellas que aún sobreviven a pesar de la explotación y la evangelización con lenguas dominantes.

Las conversaciones entre Karamakate, Theodor y Richard Evans exploran las tradiciones de las tribus, pero al mismo tiempo ponen de manifiesto cómo esta fuente de sabiduría se está extinguiendo. Con El abrazo de la serpiente, Guerra tuvo la intención de reconstruir la identidad colombiana basada en lo multicultural, no solamente centralista, por lo que ahora asegura que la naturaleza se impone porque justamente “son las comunidades amazónicas las que están representando en este momento al país ante el mundo”.

Diccionario indígena

Como los idiomas indígenas no tienen tradición escrita, el proceso más difícil al que se enfrentó la producción fue lograr un sistema para que los actores extranjeros pudieran aprender las lenguas nativas. Claudia Pedraza, asistente de dirección, lideró el proceso en el que durante dos meses, en las selvas del Vaupés, se diseñó lo que se puede llamar un “diccionario indígena”. Dicho proceso comenzó con los indígenas narrando sus diálogos, los cuales fueron “traducidos” en español tal y como sonaban, para luego grabar notas de voz con el fin de que los actores Jan Bijvoet (Theo) y Brionne Davis (Evan) pudieran aprenderlos.

Como una situación se puede expresar con diferentes frases indígenas, el guionista Jacques Toulemonde Vidal y el director decidieron no hacer un guion exacto para Nilbio Torres (Karamakate joven), Antonio Bolívar (Karamakate adulto) y Yauenkü Migue (Manduka), sino que les dieron la libertad de representar las escenas, por lo que fue indispensable que tanto Davis como Bijvoet se aprendieran palabras claves para saber el momento en que debían responder, pues ellos sí tenían guion.

El proceso de Antonio Bolívar fue diferente, porque tuvo el apoyo de su hijo durante la filmación. Además, él decidió llevar su propio diario, el cual le ayudó a facilitar el proceso. Durante un mes ensayaron todos los actores las escenas, las cuales eran repasadas antes de la filmación.

Al final, los actores vivieron el mismo proceso que los personajes, por lo que el idioma nunca fue un impedimento ni para la grabación, ni para las relaciones interpersonales.

Por Lilian Contreras

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